¿Sabías qué? Las emociones comienzan en nuestro estómago, sí, así como lo lees, por lo que tener una buena alimentación es fundamental para encontrarnos bien con nosotros mismos.
El cerebro y el estómago están conectados a través del nervio vago, esta conexión es la encargada de sentir cualquier emoción en el cuerpo y la mente.
Desde la tristeza hasta la furia cada emoción impacta en nuestro sistema digestivo, un claro ejemplo son las famosas “Mariposas en el estómago”, la sensación de mirar a quién nos atrae fisicamente se refleja en nuestro cerebro y en el estómago, esos nervios y nudo estomacal nos confirman que todo esta conectado.
Incluso muchos de los trastornos psicológicos están acompañados de sobrepeso, el tratamiento para estos debería contemplar una buena relación con los alimentos y las emociones.
Veamos entonces cuales son las emociones que más impactan y como lo hacen:
Alegría: La serotonina, considerada la hormona de la felicidad se produce principalmente en el intestino; las personas felices tienden a tener una microbiota más sana, por ende un sistema inmune más fuerte. Esta hormona también es la encargada de regular otras emociones como la tristeza.
Tristeza: Piensa cuantas veces al sentirte triste lo primero que te viene a la mente es un bote de helado de chocolate, el cuerpo nos pide algo dulce para aminorar la sensación de melancolía. Estudios han comprobado que un cuadro de depresión puede causar un abdomen inflamado, provocando diarrea, estreñimiento, nauseas y reflujo.
Aburrimiento: ¿Has comido por aburrimiento?, aunque no lo creas esto es más común de lo que te puedes imaginar, la falta de movilidad y una vida sedentaria nos lleva a estar constantemente en la cocina, lo que detona en obesidad y problemas digestivos, recuerda ¿cuantos kilitos demás te dejo la pandemia?.
Furia: Un cerebro enojado se ve reflejado en nuestro sistema digestivo, impactando directamente en el intestino, provocando fuerte dolor abdominal, colitis nerviosa y/o gastritis. Recordemos que en el intestino es donde se genera la mayor cantidad de micorbiota, por lo que enfadarnos constantemente no ayuda a nuestro sistema inmune.
Ansiedad: Sentimientos de incertidumbre o imaginar escenarios catastróficos también se reflejan en nuestro estómago afectando la movilidad gastrointestinal, lo que detona acidez, indigestión o incluso diarrea.
Como podrás ver nuestras emociones y nuestros intestinos tienen una comunicación perfecta, por lo que tener una buena alimentación y respirar profundamente ante situaciones incontrolables mejorarán nuestra salud..
Recuerda ante cualquier malestar acude a tu médico de confianza, la prevención siempre será la mejor medicina.
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